miércoles, 10 de diciembre de 2014

Competencia reflexiva

La reflexión debe ser el eje vertebrador del e-portfolio docente, debe dar consistencia y estructura interna, organización y cohesión, en definitiva, impregnar nuestra labor docente si perseguimos que sea de calidad.
Retomando mis palabras sobre el papel que juega la reflexión en el portafolio del alumno, ahora enfocadas al portafolio docente: la reflexión es la pausa que necesitamos en el camino para respirar y posicionarnos, determinar dónde estamos, adónde queremos llegar y si vamos por buen camino. 
Pausa 
El proceso de enseñanza requiere observación, hay que detenerse y contemplar.

Respirar 
Tomar aire nuevo, limpio, y dejar salir lo que ya no necesitamos, lo que nos contamina. 

Posicionarnos
Nuestra brújula es el alumnado, saber: cómo se sienten, cómo van aprendiendo...

                                       



Las corrientes pedagógicas más actuales defienden la figura del profesor como un profesional reflexivo (Schön, 1983). “Se pretende que el profesor desarrolle una actitud indagadora y crítica que le permita implicarse a lo largo de toda su vida profesional en un proceso continuo y autónomo de reflexión sobre su actuación y competencia pedagógicas con el objetivo de que ello repercuta en una mejora de su docencia. El portafolio académico es uno de los recursos didácticos con los que se cuenta para alcanzar este objetivo.” (Pueyo Villa, 2011)  

En la "rúbrica para la evaluación del portafolios docente" se nos presenta la competencia reflexiva no solo como primera dimensión sino que también está recogida en muchos de los criterios en las sucesivas dimensiones para obtener el mayor nivel de dominio, "excepcional". A partir de esto, y con la certeza de que la reflexión es el eje del portafolio, considero que tendría que formar parte de cada uno de los criterios de un portafolio docente, puesto que no sería evaluable (no sería un portafolio) si faltase la reflexión en cualquiera de sus contenidos; además, si pretendemos darle el peso que tiene es necesario concretar para realizar una evaluación más precisa. 

¿Cómo podemos dividir la competencia reflexiva en distintas subdimensiones?


¿Quién? ¿Quién soy? ¿Qué maestro soy?
¿Por qué? ¿Qué filosofía? ¿Dónde me fundamento?
¿Qué? ¿Qué enseño? ¿Qué aprenden?
¿Cómo? ¿Qué metodología? ¿Qué dificultades?
¿Auto-qué? ¿Qué logré? ¿Qué obstáculos? ¿Qué resolví? ¿Qué mejorar? 




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